Al que ingrato me deja, busco amante; al que amante me sigue, dejo ingrata; constante adoro a quien mi amor maltrata; maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor, hallo diamante, y soy diamante al que de amor me trata; triunfante quiero ver al que me mata, y mato al que me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo; si ruego a aquél, mi pundonor enojo: de entrambos modos infeliz me veo.
Pero yo, por mejor partido, escojo de quien no quiero, ser violento empleo, que, de quien no me quiere, vil despojo.
Finjamos que soy feliz, triste pensamiento, un rato; quizá podréis persuadirme, aunque yo sé lo contrario, que pues sólo en la aprehensión dicen que estriban los daños, si os imagináis dichoso no seréis tan desdichado.
Arguye de inconsecuentes el gusto y la censura de los hombres que en las mujeres acusan lo que ellos causan. Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón sin ver que sois la ocasión de los mismo que culpáis: si con ansia sin igual