¡Qué profundo es mi sueño! ¡Qué profundo y qué claro, qué transparente es, ahora, el universo! Si pensando en ti, siempre, si, soñado contigo, me desvelo, y te miro por dentro, con mis ojos, si te miro por dentro... veo la oscura entrada de mi vida, tu sorda luz de fuego, y ya no sé si a ti te estoy mirando, o si contemplo el cielo: el último transfondo del poniente, sin nubes y sin velos, más arriba de todas las estrellas, donde está dios, despierto. O el inicial trasfondo de la noche donde estás tú, durmiendo.
Y yo sobre la tierra, oscurecido por tanta luz, yo, ciego, soñando en dios, soñando en ti, soñando lo mucho que te quiero.
¡Qué profundo es mi sueño! ¡Qué profundo y qué claro, qué transparente es, ahora, el universo! Si pensando en ti, siempre, si, soñado contigo, me desvelo, y te miro por dentro, con mis ojos, si te miro por dentro...
¿De dónde llegas tú, ilusión de un día porvenir, tú, esperanza de un pasado nunca cumplido, pero que yo ahora evoco entre marchitas profecías o anticipo en nostalgia? De recuerdos y paciencias me nutro. Los ayeres y los mañanas dóciles acuden