Humillado, ofendido, muerto en vida.
Con un peso de siglos, un estigma.
Hablaré claro: ganas de acabar.
Una piedra, una bala, un accidente.
Lo diré de otro modo: ella no me ama.
Estaba equivocado. Ella no me ama.
Tres años soportando su pereza,
sus absurdos caprichos, su mal genio.
Tres años con temor a decir nada.
Los vecinos sonríen si me miran.
Los niños lanzan piedras a mi paso.
Sé lo que están pensando, y lo comprendo.
Soy un perro en sus manos, un juguete.
Pero esta noche todo cambiará.
El hombre debe ser dios en su casa.
Y esta noche sabrá lo que es un hombre.
Recorreré los barrios más oscuros.
Tengo dinero y sé dónde encontrarlo.
Será fácil que acepte mi propuesta.
No me importa el tamaño, ni la técnica.
Esta noche tendrá un hombre en su cama.