Diálogo con un retrato, de Alí Chumacero | Poema

    Poema en español
    Diálogo con un retrato

    Surges amarga, pensativa, 
    profunda tal un mar amurallado; 
    reposas como imagen hecha hielo 
    en el cristal que te aprisiona 
    y te adivino en duelo, 
    sostenida bajo un mortal cansancio 
    o bajo un sueño en sombra, congelada. 
    En vano te defiendes 
    cuando tus ojos alzas y me miras 
    a través de un desierto de ceniza, 
    porque en ti nada existe que delate 
    si por tu cuerpo corre luz 
    o un efluvio de rosas, 
    sino temor y sombra, la caída 
    de una ola transformada 
    en un simple rocío sobre el cuerpo. 
    Y es verdad: a pesar de ti desciendes 
    y no existe recuerdo que al mundo te devuelva, 
    ni quien escuche el lánguido sonar de tus latidos. 
    Eres como una imagen sin espejo 
    flotando prisionera de ti misma, 
    crecida en las tinieblas de una interminable noche, 
    y te deslíes en suspiros, en humedad y lágrimas 
    y en un soñar ternuras y silencio. 

    Sólo mi corazón te precipita 
    como el viento a la flor o a la mirada, 
    reduciéndote a voz aún no erigida, 
    disuelta entre la lengua y el deseo. 
    De allí has de brotar hecha ceniza, 
    hecha amargura y pensamiento, 
    creada nuevamente de tus ruinas, 
    de tu temor y espanto. 
    Y desde allí dirás que amor te crea, 
    que crece con terror de ejércitos luchando, 
    como un espejo donde el tiempo muere 
    convertido en estatua y en vacío. 
    Porque ¿quién eres tú sino la imagen 
    de todo lo que nutre mi silencio, 
    y mi temor de ser sólo una imagen? 

    • Los cuerpos se recuerdan en el tuyo: 
      su delicia, su amor o sufrimiento. 
      Si noche fuera amar, ya tu mirada 
      en incesante oscuridad me anega. 
      Pasan las sombras, voces que a mi oído 
      dijeron lo que ahora resucitas, 
      y en tus labios los nombres nuevamente 

    • Abro la puerta, vuelvo a la misericordia 
      de mi casa donde el rumor defiende 
      la penumbra y el hijo que no fue 
      sabe a naufragio, a ola o fervoroso lienzo 
      que en ácidos estíos 
      el rostro desvanece. Arcaico reposar 
      de dioses muertos llena las estancias,