Eres un inútil. No das un palo al agua. Eres un inútil. Lo único que haces es levantarte a la una. Eres un inútil. Lo único que haces es pasarte el santo día tirado en el sofá. ERES UN INÚTIL.
Me vacío con ojos borrosos. En el minúsculo cuarto de baño de hombres hay también una rubia despampanante. Treinta y pocos gloriosos años. Su pelo me roza la cara. 'Oye, estás tardando mucho, ¿no?'. Huele a cerveza, marihuana y sudor.
Cada día me asemejo un poco más al cadáver que seré. Algunas veces la evidencia me atenaza. Me paro frente al espejo. E intento verme morir. Segundo a segundo. Célula a célula. Una ojerosa imagen me devuelve la tentativa desde el otro lado.
Masticamos embutidos burgaleses frente a la Torre de Londres. Mientras un par de gaviotas defecan sobre los inmortales leones. Y una miríada de japoneses inmoviliza el instante.
Despierto aturdido entre sábanas sudadas. Las siestas de más de dos horas te vapulean así. Ella ronca débilmente a mi espalda. Sus largos brazos me rodean.