Revelación, de Álvaro Sarró | Poema

    Poema en español
    Revelación

    Mi vaso de tubo mantiene el equilibrio sobre el curvado expendedor de papel higiénico.
    La rodaja de limón flota impávida entre cubos de hielo en descomposición.
    Meo con las manos en los bolsillos y la espalda contra la puerta del retrete.
    Milagrosamente estoy acertando.
    Toda clase de inmundicias se apelotonan bajo mis pies.
    Se me cierran los ojos.
    Mantengo el equilibrio.
    Alguien ha anudado un condón naranja en el tirador de la cisterna.
    Buen método para ahorrar agua.

    * * *

    Me reúno con Jota frente a los espejos.
    Ese tío de la piel grisácea, los ojos brillantes y los labios rojos no puedo ser yo.
    Me empapo la cara y salgo del baño.
    Voy a buscarme en este tugurio plagado de imbéciles.
    A ver si me encuentro.

    • Al sexto cubata solía fantasear con:
      Cambiar su jotabé-cola por un acá-cuarentaysiete.
      Entrar en la pista central.
      Abrirse paso entre la multitud.
      - Entre los cavernícolas que se empujan como ciervos.
      - Entre las féminas de largas piernas y labios rojos.

    • Nunca me han apuntado a la cabeza con un arma.
      Ni he sacado a un familiar de un charco de vómitos.

      Nunca he sufrido privaciones materiales.
      Ni me he sentido abandonado por los míos.

      Nunca han intentado prenderme fuego.
      Ni me han rajado la cara con una botella.

    • El dolor de tripa.
      Las mismas trabas a la hora de narrar.
      Todo le suena pretencioso, envasado, artificial.
      Debe recuperar la furia de días pasados.
      Entonces, las historias brotaban como pus.
      Removían mentalidades.
      Eso es lo que trata de hacer.

    • En nuestro día a día es imposible captarlo; salvo, quizás, cuando estás embebido en el torbellino de tu imaginación. (Especialmente, si el reloj de la mesilla marca las dos y cuarenta y tres de la madrugada).
      Encerrado, en la habitación asfixiante.