Me hubiera gustado escribir la continuación de la historia de la hiedra moribunda.
De verdad.
Pero ha sido reemplazada por una rolliza planta de Aloe Vera.
La fama es arrebato.
Y se lleva todo por delante.
Sin embargo, los andamios siguen ahí.
Y las nubes.
Y los carteles luminosos.
Y el smog.
Vaya palabrita guapa.
Las cosas repugnantes deberían de tener un nombre más acorde a su condición.
¿No te parece?