Despierto aturdido entre sábanas sudadas.
Las siestas de más de dos horas te vapulean así.
Ella ronca débilmente a mi espalda.
Sus largos brazos me rodean.
Ya en la ducha, el vaho curativo alivia mi espíritu.
El ángel de ojos enormes agita mi miembro hasta la descarga.
Enjabono sus pechos, amasándolos con suavidad.
Su cuerpo desnudo: el número de oro.
Su boca insufla vida.
Ahora estoy tirado en el porche.
Sobre un sillón hinchable que huele a goma nueva.
La temperatura es ideal.
Escucho 'It\'s Sugar, baby!'.
Desmenuzo cacahuetes.
La sal se apelmaza en mi labio superior.
Me relamo, gustoso.
Anoto chorradas en mi libreta.
Ella trae un botellín de Mahou Cinco Estrellas.
Muy, muy fresquito.
El mejor remedio contra la resaca.
Su boca insufla vida.
Otra vez.
Hace tiempo que no me sentía tan bien.
Ahora,
en un rato,
volverá a empezar
la guerra.