Dieron a los niños por una ramera. Dieron a las niñas por vino para beber.
Resultaba curioso ver al compungido alcalde, rodeado de alcachofas, destellado por los flashes, pidiendo que los ciudadanos rezasen por la niña, de nombre EQUIS, para que fuese encontrada pronto y en buen estado de salud... cuando días antes la había estado violando junto a su jauría de colegas de postín. (Entre todos sumaban un número indecente de condecoraciones honoríficas, medallitas bien lustradas). Afortunadamente para ellos, en este país no escasean los (chivatos) drogodependientes. Cabecitas de turco por sus malas cabezas.
Eres un inútil. No das un palo al agua. Eres un inútil. Lo único que haces es levantarte a la una. Eres un inútil. Lo único que haces es pasarte el santo día tirado en el sofá. ERES UN INÚTIL.
Me vacío con ojos borrosos. En el minúsculo cuarto de baño de hombres hay también una rubia despampanante. Treinta y pocos gloriosos años. Su pelo me roza la cara. 'Oye, estás tardando mucho, ¿no?'. Huele a cerveza, marihuana y sudor.
Cada día me asemejo un poco más al cadáver que seré. Algunas veces la evidencia me atenaza. Me paro frente al espejo. E intento verme morir. Segundo a segundo. Célula a célula. Una ojerosa imagen me devuelve la tentativa desde el otro lado.
Despierto aturdido entre sábanas sudadas. Las siestas de más de dos horas te vapulean así. Ella ronca débilmente a mi espalda. Sus largos brazos me rodean.