Ciudad cero, de Ángel González | Poema

    Poema en español
    Ciudad cero

    Una revolución. 
    Luego una guerra. 
    En aquellos dos años —que eran 
    la quinta parte de toda mi vida—, 
    ya había experimentado sensaciones distintas. 
    Imaginé más tarde 
    lo que es la lucha en calidad de hombre. 
    Pero como tal niño, 
    la guerra, para mí, era tan sólo: 
    suspensión de las clases escolares, 
    Isabelita en bragas en el sótano, 
    cementerios de coches, pisos 
    abandonados, hambre indefinible, 
    sangre descubierta 
    en la tierra o las losas de la calle, 
    un terror que duraba 
    lo que el frágil rumor de los cristales 
    después de la explosión, 
    y el casi incomprensible 
    dolor de los adultos, 
    sus lágrimas, su miedo, 
    su ira sofocada, 
    que, por algún resquicio, 
    entraban en mi alma 
    para desvanecerse luego, pronto, 
    ante uno de los muchos 
    prodigios cotidianos: el hallazgo 
    de una bala aún caliente, 
    el incendio 
    de un edificio próximo, 
    los restos de un saqueo 
    —papeles y retratos 
    en medio de la calle... 
    Todo pasó, 
    todo es borroso ahora, todo 
    menos eso que apenas percibía 
    en aquel tiempo 
    y que, años más tarde, 
    resurgió en mi interior, ya para siempre: 
    este miedo difuso, 
    esta ira repentina, 
    estas imprevisibles 
    y verdaderas ganas de llorar. 

    Ángel González, uno de los más destacados representantes de la llamada generación del medio siglo, ha publicado los siguientes libros de poemas: Áspero mundo (1956), Sin esperanza, con convencimiento (1961), Grado elemental (Premio Antonio Machado, 1962), Palabra sobre palabra (1965), Tratado de urbanismo (1967 y 1976), Breves acotaciones para una biografía (1971), Procedimientos narrativos (1972), Muestra de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que habitualmente comportan (1976, segunda edición aumentada y corregida, 1977), «Harsh World» and Other Poems (edición bilingüe, 1977), Prosemas o menos (1985), Deixis en fantasma (1992) y Otoños y otras luces (2001). Se le deben asimismo los libros ensayísticos Juan Ramón Jiménez (1973), El grupo poético de 1927 (1976), Gabriel Celaya (1977) y Antonio Machado (1979). En 1985 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, y en 1996 el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. En este mismo año fue elegido miembro de la Real Academia Española, y tomó posesión al año siguiente. En 1968 apareció por primera vez en un solo volumen, bajo el título de Palabra sobre palabra, toda la poesía publicada hasta entonces por Ángel González, actualizada en posteriores ediciones (1972, 1977 y 2003).

    • La lágrima fue dicha. 

      Olvidemos 
      el llanto 
      y empecemos de nuevo, 
      con paciencia, 
      observando las cosas 
      hasta hallar la menuda diferencia 
      que las separa 
      de su entidad de ayer 
      y que define 
      el transcurso del tiempo y su eficacia. 

    • Ayer fue miércoles toda la mañana. 
      Por la tarde cambió: 
      se puso casi lunes, 
      la tristeza invadió los corazones 
      y hubo un claro 
      movimiento de pánico hacia los 
      tranvías 
      que llevan los bañistas hasta el río. 

    • Domingo, flor de luz, casi increíble 
      día. Bajas sobre la tierra 
      como un ángel inútil y dorado. 
      Besas 
      a las muchachas 
      de turbia cabellera, 
      vistes de azul marino 
      a los hombres que te aman, y dejas 
      en las manos del niño 
      un aro de madera 

    • Hace miles de años, 
      alguien, 
      un esclavo quizá, 
      descansando a la sombra de los árboles, 
      furtivamente, 
      en un lugar aislado 
      del fértil territorio 
      conquistado por su dueño el guerrero, 
      al contemplar los campos 
      regados por el río