En la toma perfecta, cuando el guión es bueno y los actores fingen dignamente ser héroes, el tiempo marca estrías, va apagando uno a uno los focos y la banda sonora se interrumpe. Sensación de pantalla desgarrada la insuficiencia siempre de vivir. Qué frágil la película que intentamos rodar en esas horas para sesión privada y clandestina en la pantalla interna de los párpados. Un insípido tono pudoroso de noche americana en las irisaciones del deseo, ni siquiera el siena matizado del pasado indoloro nos acude. Sueño de gabardinas por calles satinadas de humedad, labios muy densos, casi negros desde la sala. Juventud, cinta de celuloide erosionado, un guión mediocre, problemas de doblaje.
Llamarán a tu puerta una tarde cualquiera. Y no se sabe quién habrá dejado en el suelo un paquete para ti. MUY FRÁGIL, dice al dorso. Lo remite Pandora. Albergue de montaña en el Olimpo. Grecia la Vieja.
En la toma perfecta, cuando el guión es bueno y los actores fingen dignamente ser héroes, el tiempo marca estrías, va apagando uno a uno los focos y la banda sonora se interrumpe. Sensación de pantalla desgarrada la insuficiencia siempre de vivir.
Vendo roca de Sísifo, añeja, bien lustrada, llevadera, limada por los siglos, pura roca de infierno. Para tediosos y desesperados, amantes del absurdo o para culturistas metafísicos. Almohadilla de pluma para el hombro sin coste adicional.
Acodada en la barra o la terraza me miro desde lejos como dicen que se miran los que han estado muertos: un fulgor en el vaso me resume lo helado de los años. Vértigo de un rodaje discontinuo, fotogramas vacíos que huyen. Eso sí,