En la aduana, de Balbina Prior | Poema

    Poema en español
    En la aduana

    Y cuando en la interminable cola, 
    perdidos ya todos tus derechos, 
    todos empujan indignados: 
    blancos primero, afros y chinos; 
    latinos, indios y musulmanes; 
    para que sus familias no sequen 
    sus calcetines de zurcida rabia 
    al viento rasante del metro 
    que taja todas sus gargantas. 
    Y según la fuerza de cada cultura 
    vas entrando por una puerta diferente, 
    puede que te admitan 
    por la de inmigrante, la de turista 
    o la de business class sin demoras. 
    Y nadie quiere ser el último. 
    Y nadie quiere esperas. 
    Y cuando por fin te regalan el visado 
    para no volver nunca más a tus raíces, 
    a no ser que llegues 
    en carro alquilado de diamantes 
    que admiren los vecinos, 
    te enseñan su forzoso idioma 
    para cargar contra todos tus antepasados, 
    que te dejaron anchas palabras pero pocos dólares, 
    y todo se reduce a sacar las automáticas, 
    escondidas desde siglos 
    entre tu castigada piel y las cuatro tallas más 
    de tus vaqueros vencidos. 
    Y nadie entonces se conforma, 
    porque no queremos 
    que por heterodoxos nos deporten, 
    pues dentro de poco nuestra cultura 
    no valdrá nada, y porque de todos modos, 
    te la arrancarán del vientre 
    como droga en la aduana. 

    • Y cuando en la interminable cola, 
      perdidos ya todos tus derechos, 
      todos empujan indignados: 
      blancos primero, afros y chinos; 
      latinos, indios y musulmanes; 
      para que sus familias no sequen 
      sus calcetines de zurcida rabia 
      al viento rasante del metro 

    • Nunca fue la belleza en un poema 
      lo que busqué, era cosa de inermes mujeres. 
      Primero creí en la metafísica y en la entelequia, 
      desaprobé todo lo que no tuviera aristas, 
      pero el poema críptico cada vez hacía más aguas, 
      poesía a la deriva y siempre la forma,