Acúsome de haber hecho por mi vida y por mi arte poca cosa de mi parte y que no estoy satisfecho. Porque si ardía en mi pecho hoguera de inspiración, ansia de dominación, no debí darme vagar... La corriente fue soñar y trabajar la excepción.
La conciencia despiadada cada vez que acomete me enrostra mucho tapete, mucho beso y mucha almohada. Mucha hora disipada en nervioso caminar so pretexto de tomar ora la luna, ora el sol; mucho café, a lo español, mucho reír, mucho hablar.
Sin embargo, estoy contento; esta vida a la ventura me ha dejado una frescura de niño desnudo al viento. Sólo yo sé cómo siento la belleza universal: el oro, rosa y cristal que arma la aurora al nacer, y el talle de una mujer, todo el bien y todo el mal.
En el patio en que alza su azul la lavandera, un molino trabaja con tan loca alegría, que se abren las hojas cerradas de la higuera, se tornasola un pato y un pajarillo pía.