Ni una denuncia, un grito Ni un poema pancarta Ni un juez que lo investigue La vida es una estafa. Nacemos sin permiso Y crecemos sin ganas Si soñamos nos duermen Si sentimos nos talan Somos sauces llorones Arrastrando las lagrimas
Morirse es un delito Nacer es una estafa Y todos calladitos Tragándonos el alma Envejecer sin ruido Sin molestar palmarla A escondidas, solitos Que los hijos trabajan Que no pidan permisos que aquí nunca se aparca y el parking vale caro
solo soy una carga quiero morirme ya este fin de semana cuando libran los hijos no molestar, sin drama irme de aquí, vergüenza de enfermar, dar la lata no salpicar dolor, que me laven sin ganas el culo dos extraños mientras hablan del barsa.
Yo sé que es vida esto que se mueve entre estas venas rotas y cansadas. No hay célula que tienda a resistirse. No quiero ser inmune a nadie, a nada. Yo sé, porque me duele cuando escribo, que Amparitxu se acuerda de Celaya.
Puedo escribir lo que me da la gana Inventarme vivir, desenredar nostalgias. Hacer caligrafía, corregirme las faltas, escribir por ejemplo: -mi mamá no me ama-. Y la M de mierda y la P de putada.
Debería ser feliz y todas esas cosas. Tengo amor, un trabajo, Una casa. (Su sombra). Debería sentir Heidis corriendo. Rosas sin espinas creciendo. Debería ser otra. ¿Y qué te falta a ti? ¿y a ellos qué les sobra?
Estoy al borde de ser borde, me lo noto. El precipicio crece, estoy cansada. Estoy al borde de ser borde, estoy a punto de nieve mucha nieve. Estoy helada.