Yo sé que es vida esto que se mueve entre estas venas rotas y cansadas. No hay célula que tienda a resistirse. No quiero ser inmune a nadie, a nada. Yo sé, porque me duele cuando escribo, que Amparitxu se acuerda de Celaya. La poesía es un arma cargada de mercurio, a casi todo el mundo se le escapa. Y no sé por qué insisto en estos tiempos, se nos van los poetas en silencio, y luego el homenaje-navajada. Hago trenzas de versos, me despeino. Cuando se hace un milagro hay que dar caña. Yo sé que es vida esto que se mueve entre estas venas rotas y cansadas. La poesía es un arma cargada de mercurio, -hay una minoría que la atrapa-. Los demás que se apañen con la nómina, con el vídeo, la coca, o la esperanza.
Yo sé que es vida esto que se mueve entre estas venas rotas y cansadas. No hay célula que tienda a resistirse. No quiero ser inmune a nadie, a nada. Yo sé, porque me duele cuando escribo, que Amparitxu se acuerda de Celaya.
Puedo escribir lo que me da la gana Inventarme vivir, desenredar nostalgias. Hacer caligrafía, corregirme las faltas, escribir por ejemplo: -mi mamá no me ama-. Y la M de mierda y la P de putada.
Debería ser feliz y todas esas cosas. Tengo amor, un trabajo, Una casa. (Su sombra). Debería sentir Heidis corriendo. Rosas sin espinas creciendo. Debería ser otra. ¿Y qué te falta a ti? ¿y a ellos qué les sobra?
Estoy al borde de ser borde, me lo noto. El precipicio crece, estoy cansada. Estoy al borde de ser borde, estoy a punto de nieve mucha nieve. Estoy helada.