Doña Perfecta, de Benito Pérez Galdós - Ediciones Akal

Desde el mismo momento de su publicación en 1876, ha sido Doña Perfecta una obra de continuo éxito editorial y de público y ha resultado la más estudiada de las novelas galdosianas tras Fortunata y Jacinta. Igualmente, ha sido una de las obras más influyentes sobre autores posteriores, además de uno de los textos españoles más leídos después del Quijote. A pesar de esto, o por ello mismo, ha sido acusada también de ser una obra defectuosa, inmadura, partidista, de tesis... e, incluso, de no ser una novela sino un panfleto anticlerical y anticatólico, obviándose que presenta tal serie de elementos diversos que su comprensión y su análisis se convierten en una empresa compleja y difícil de realizar. Y hasta tal punto se conforma, así, una obra enrevesada que la crítica no ha conseguido ponerse de acuerdo en algunos de sus aspectos centrales. en último término, a causa de la habilidad del por entonces joven Galdós para presentar una obra extraña, en bastante medida, no sólo al panorama literario español de comienzos de la Restauración borbónica, sino de lo que se acostumbraría a escribir y leer todavía años después.
Otros
170 x 120 mm
440 páginas
8446010542
9788446010548
Benito Pérez Galdós

Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920) es uno de los más importantes novelistas del gran realismo europeo del siglo XIX. Aunque sus aprendizajes literarios fueron en el periodismo político y cultural (La Nación, Revista del Movimiento Intelectual de Europa o Revista de España, entre otras publicaciones), desde 1870 inicia una trayectoria de novelista de gran fecundidad y extraordinaria calidad, tanto en el dominio de la novela histórica (los Episodios Nacionales) como en las novelas contemporáneas, marcadas en una primera fase por una práctica muy inteligente de las doctrinas naturalistas –La desheredada (1881), Lo prohibido (1885), Fortunata y Jacinta (1886-87) o Miau (1888)– y en un segundo momento, por el espiritualismo de las novelas rusas, valga como ejemplo su magistral Misericordia (1897). También a partir de la última década del XIX se convirtió en un dramaturgo de referencia en los teatros madrileños y barceloneses. El estreno en enero de 1901 de Electra es un verdadero aldabonazo en plena crisis de entre siglos y dramas como Casandra (1910) o comedias como Celia en los infiernos (1913) son imprescindibles en la Historia del teatro español del siglo XX. 

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