Canción de otoño, de Cecília Meireles | Poema

    Poema en español
    Canción de otoño

    Perdóname, hoja seca, 
    no puedo cuidar de ti. 
    Vine a amar en este mundo, 
    y hasta el amor perdí. 
    ¿De qué sirvió tejer flores 
    en las arenas del suelo 
    si había gente durmiendo 
    sobre el propio corazón? 

    ¡Y no pude levantarla! 
    Lloro por lo que no hice 
    y por esta flaqueza 
    es que soy triste e infeliz. 
    ¡Perdóname, hoja seca! 
    Mis ojos sin fuerza están 
    velando y rogando por aquéllos 
    que no se levantarán. 

    Tú eres hoja de otoño 
    que vuela por el jardín. 
    Te dejo mi nostalgia 
    -la mejor parte de mí. 
    Y voy por este camino, 
    segura de lo inútil que es todo. 
    Que todo es menos que el viento, 
    menos que las hojas del suelo. 

    • No cantes, no cantes, porque vienen de lejos los náufragos, 
      vienen los presos, los tuertos, los monjes, los oradores, 
      los suicidas. 
      Vienen las puertas, de nuevo, y el frío de las piedras, 
      de las escalinatas, 
      y, con un ropaje negro, aquellas dos manos antiguas. 

    • Yo, sí -¿Pero y la estrella de la tarde, que subía y descendía 
      de los cielos cansada y olvidada? 
      ¿Y los pobres, que golpeaban las puertas, sin resultado, haciendo 
      vibrar la noche y el día con su puño seco?