El fuego y la poesía, de César Moro | Poema

    Poema en español
    El fuego y la poesía

    En el agua quemante el sol refleja la mano de cenit 
     



    Amo el amor 
    El martes y no el miércoles 
    Amo el amor de los estados desunidos 
    El amor de unos doscientos cincuenta años 
    Bajo la influencia nociva del judaísmo sobre la vida monástica 
    De las aves de azúcar de heno de hielo de alumbre o de bolsillo 
    Amo el amor de faz sangrienta con dos inmensas puertas al vacío 
    El amor como apareció en doscientas cincuenta entregas durante cinco años 
    El amor de economía quebrantada 
    Como el país más expresionista 
    Sobre millares de seres desnudos tratados como bestias 
    Para adoptar esas sencillas armas del amor 
    Donde el crimen pernocta y bebe agua clara 
    De la sangre más caliente del día 





    Amo el amor de ramaje denso 
    salvaje al igual de una medusa 
    el amor-hecatombe 
    esfera diurna en que la primavera total 
    se columpia derramando sangre 
    el amor de anillos de lluvia 
    de rocas transparentes 
    de montañas que vuelan y se esfuman 
    y se convierten en minúsculos guijarros 
    el amor como una puñalada 
    como un naufragio 
    la pérdida total el habla del aliento 
    el reino de la sombra espesa 
    con los ojos salientes y asesinos 
    la saliva larguísima 
    la rabia de perderte 
    el frenético despertar en medio de la noche 
    bajo la tempestad que nos desnuda 
    y el rayo lejano transformando los árboles 
    en leños de cabellos que pronuncian tu nombre 
    los días y las horas de desnudez eterna. 





    Amo la rabia de perderte 
    Tu ausencia en el caballo de los días 
    Tu sombra y la idea de tu sombra 
    Que se recorta sobre un campo de agua 
    Tus ojos de cernícalo en las manos del tiempo 
    Que me deshace y te recrea 
    El tiempo que amanece dejándome más solo 
    Al salir de mi sueño que un animal antediluviano perdido en la sombra de los días 
    Como una bestia desdentada que persigue su presa 
    Como el milano sobre el cielo evolucionando con una precisión de relojería 
    Te veo en una selva fragorosa y yo cerniéndome sobre ti 
    Con una fatalidad de bomba de dinamita 
    Repartiéndome tus venas y bebiendo tu sangre 
    Luchando con el día lacerando el alba 
    Zafando el cuerpo de la muerte 
    Y al fin es mío el tiempo 
    Y la noche me alcanza 
    Y el sueño que me anula te devora 
    Y puedo asimilarte como un fruto maduro 
    Como una piedra sobre una isla que se hunde 





    El agua lenta el camino lento los accidentes lentos 
    Una caída suspendida en el aire el viento lento 
    El paso lento del tiempo lento 
    La noche no termina y el amor se hace lento 
    Las piernas se cruzan y se anudan lentas para echar raíces 
    La cabeza cae los brazos se levantan 
    El cielo de la cama la sombra cae lenta 
    Tu cuerpo moreno como una catarata cae lento 
    En el abismo 
    Giramos lentamente por el aire caliente del cuarto caldeado 
    Las mariposas nocturnas parecen grandes carneros 
    Ahora sería fácil destrozarnos lentamente 
    Arrancarnos los miembros beber la sangre lentamente 
    Tu cabeza gira tus piernas me envuelven 
    Tus axilas brillan en la noche con todos sus pelos 
    Tus piernas desnudas 
    En el ángulo preciso 
    El olor de tus piernas 
    La lentitud de percepción 
    El alcohol lentamente me levanta 
    El alcohol que brota de tus ojos y que más tarde 
    Hará crecer tu sombra 
    Mesándome el cabello lentamente subo 
    Hasta tus labios de bestia 





    Verte los días el agua lenta 
    Una cabellera la arena de oro 
    Un volcán regresa a su origen 
    Verte si cuento las horas 
    La espalda del tiempo divinamente llagada 
    Una ánfora desnuda hiende el agua 
    El rocío guarda tu cuerpo 
    En lo recóndito de una montaña mágica 
    Cubierta de zapatos de muñeca y de tarjetas de visita de los dioses 
    Armodio Nerón Calígula Agripina Luis II de Baviera 
    Antonio Cretina César 
    Tu nombre aparece intermitente 
    Sobre un ombligo de panadería 
    A veces ocupa el horizonte 
    A veces puebla el cielo en forma de minúsculas abejas 
    Siempre puedo leerlo en todas direcciones 
    Cuando se agranda y se complica de todas las palabras que lo siguen 
    O cuando no es sino un enorme pedazo de lumbre 
    O el paso furtivo de las bestias del bosque 
    O una araña que se descuelga lentamente sobre mi cabeza 
    O el alfabeto enfurecido 





    El agua lenta las variaciones mínimas lentas 
    El rostro leve lento 
    El suspiro cortado leve 
    Los guijarros minúsculos 
    Los montes imperceptibles 
    El agua cayendo lenta 
    Sobre el mundo 
    Junto a tu reino calcinante 
    Tras los muros el espacio 
    Y nada más el gran espacio navegable 
    El cuarto sube y baja 
    Las olas no hacen nada 
    El perro ve la casa 
    Los lobos se retiran 
    El alba acecha para asestamos su gran golpe 
    Ciegos dormidos 
    Un árbol ha crecido 
    En vano cierro las ventanas 
    Miro la luna 
    El viento no ha cesado de llamar a mi puerta 
    La vida oscura empieza