Siempre fui un mal mecanógrafo y nunca aprendí a 
deletrear bien porque nunca quise 
nunca aprendí debidamente a manejar un automóvil 
pero me compré uno 
en un lote de carros usados por sólo 35 dólares; me 
subí a él 
con mi borracha compañera y casi destrozo un lado 
del hospital 
al dar mi primer vuelta a la izquierda 
nunca aprendí música porque me disgustaba 
la maestra con su peluca blanca y su cara polveada 
me metí de voluntario a ROTC porque no quería 
ser atleta 
y me inscribieron en una competencia de cómo manejar 
las armas 
y no quise ganar y gané y me dieron una medalla 
que después tiré por la alcantarilla 
no aprendí música y ahora escucho 
más música que las primeras cien personas 
que mires pasar por la calle 
desprecié el dinero y mi primera esposa fue millonaria se 
deshizo de mí y ya no tuve más esposas 
odié a los poetas y a la poesía y comencé a escribir 
poesía 
y un día abrí los ojos y ya estaba en Hamburgo, Alemania 
traducido a media docena de idiomas y había allí 
más de mil personas sentadas en sillas y pasillos 
otros encaramados en las vigas 
les leí y se lo creyeron todo 
no quise leer libros pero traté de leer a los grandes poetas 
y novelistas, hombres que han inspirado a miles de hombres 
a través de los siglos, pero sus libros se me cayeron de las manos 
y me quedé dormido 
fui a museos de arte y miré las pinturas famosas y 
me aburrí 
no me preocupa, no me considero un desadaptado, 
considero desadaptados a ellos 
me es difícil interesarme en algo o 
enojarme cuando un policía me detiene 
por alguna infracción 
simplemente 
me hundo en un gran mar de disgusto 
¿quiere saber lo que hizo? me pregunta el policía 
no, le contesto 
tengo el mismo problema con las mujeres 
mira, nomás te sientas y no digas nada 
dicen, ahora bien, algo anda mal si nomás te quedas 
sentado 
y no dices nada 
vacío mi copa y me sirvo otro trago 
mira, dicen, platiquemos, tratemos de hacerla 
yo no la quiero hacer contigo, les digo a todas 
ni siquiera quiero escribir y cuando escribo 
a veces una palabra extraña se mete y ahí la dejo 
o cometo un error, por ejemplo: 
trato de poner la “g” y pongo “h”, y si sucede 
al inicio de una palabra, pues entonces utilizo una 
palabra que empiece con “h” 
no me importa 
incluso como apostador de caballos, a veces no me 
importa 
una vez manejaba de L.A. a México 
rumbo al hipódromo de agua caliente y a ¾ del camino 
algo se amarró a la llanta y ahí viré a la derecha 
por una calle y me estacioné frente a la valla protectora 
de un precipicio 
bajé del carro y me senté en la orilla del precipicio 
el océano estaba a 40 o 60 yardas abajo 
nunca había estado encantado con el océano pero ahí 
me senté 
porque ya no deseaba ir al hipódromo 
no pensaba en nada, nada más estaba sentado 
sin sentirme bien o mal 
poco después me di cuenta de que tres ardillas 
subían por el precipicio hacia donde yo estaba 
se acercaban más y más dando saltos de seis pulgadas 
o más 
se detuvieron, me miraron, se acercaron mas dando 
brinquitos 
llegaron increíblemente cerca, las tres, 
y sus ojos eran realmente hermosos, nunca había visto 
ojos tan bellos 
nunca en una mujer (no hay aquí ninguna mala intención 
además, los ojos de los hombres nunca me han interesado) 
luego, todas al mismo tiempo, se alejaron dando saltos 
por la ladera del precipicio, rápidamente, con pies 
seguros, 
sin caer en el océano 
ahí tomé conciencia de mi como hombre, y lo peor, 
como escritor, y pensé nunca seré capaz de plasmar 
esto. 
Es cierto que compré mi primer auto en $35 y le 
pregunté al hombre 
¿prende el motor? ¿tiene llave? 
no tenía resortes ni reversa y para hacer funcionar 
las luces delanteras tenía que golpear el carro contra 
un bache 
del camino 
tenía que estacionarme de bajada para poder encenderlo 
funcionó dos años sin haberle cambiado el aceite y cuando 
tronó ahí lo dejé y me fui caminando y 
la mujer borracha que me acompaño durante el primer paseo 
cuando lo del hospital, vivió un poco más que el carro, 
conmigo y sin mí, pero más conmigo, 
ella murió y la enterré una tarde tibia 
al norte de Anaheim, 
lo que más me gustó de ella 
es que nunca me dijo “vamos a tratar de hacerla” 
ella era mecanógrafa en una mueblería muy grande 
del centro 
tenía las piernas más hermosas que jamás hubiera 
visto hasta entonces 
y desde entonces 
debí haberla amado más de lo que la amé 
pero no quise. 
Charles Bukowski nació en Adernach, (1920-1994). Vivió en su infancia y adolescencia en un entorno familiar y social violento, hecho que marcaría el devenir de su posterior producción literaria. Pieza capital de la que se vino en llamar generación beat, su vida fue tan radical como las historias narradas en sus propias obras. Adicto al sexo, las drogas y el alcohol, su literatura, casi autobiográfica, es fiel reflejo de su lucha contra el aburguesamiento y la comodidad. Su realismo descarnado y lírico y su humor ácido y desencantado han influido en multitud de escritores de generaciones posteriores.