Ya solo en mi corazón desiertamente he quedado; el alma es como una nieve extendida sobre el campo, la tierra desaparece, el cielo niega el espacio, las cosas que me rodean rechazan la luz del hábito.
¿De qué me sirven los ojos? ¿De qué el aroma sin rastro? ¿De qué la voz sin el nombre que se despoja del labio? El tiempo de mi esperanza es como tiempo pasado. Ya solo en mi corazón
Pino esbelto y tranquilo, soledad de la tarde, tan concreto en la libre desolación del aire, tan alto cuando todo se confunde y abate y huye el sol a tu copa tibio y agonizante.
Ya solo en mi corazón desiertamente he quedado; el alma es como una nieve extendida sobre el campo, la tierra desaparece, el cielo niega el espacio, las cosas que me rodean rechazan la luz del hábito.