Una mujer mordía una manzana. Volaba el tiempo sobre los tejados. La primavera con sus largas piernas, huía riendo como una muchacha. Bajo sus pies nacía el agua pura. Un sol, secreto sol, la maduraba
Ahora tengo sed y mi amante es el agua. Vengo de lo lejano, de unos ojos oscuros. Ahora soy del hondo reino de los dormidos; allí me reconozco, me encuentro con mi alma.