La rosa es amarilla, o no: la rosa es roja, es blanca, es rosa. ¿Son sus hermanas todas amarillas o blancas? ¿Rosadas, color vino?
Lo verdadero no es un callo de este aparador, ni lo falso una grieta de su espalda de encino.
Rosa, no es prenda tuya la verdad de tu amarillo o de tu rojo. No es un pétalo más esa rojez que es sólo sangre de tu realidad y trampa y muerte del ojo que te observa con sus tintas.
No, rosa, no eres verdad como rosa de tal o cual textura, no se empatan las voces, al cantar, del crecer y el vivir. En innúmeras vidas te deshojas al tiempo en que maduras, palideces o alientas,
Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses; que se pierda tanto increíble amor. Que nada quede, amigos, de esos mares de amor, de estas verduras pobres de las eras que las vacas devoran lamiendo el otro lado del césped,