A la imaginación, de Emily Brontë | Poema

    Poema en español
    A la imaginación

    Cuando agotados de la extensa jornada, 
    y del terrenal cambio del dolor por el dolor, 
    perdida, dispuesta a la desesperación, 
    tu cálida voz me convoca de nuevo; 
    mi sincero amigo, nunca estoy sola 
    si tu presencia y ese tono me acompañan. 

    Sin esperanzas descansa el mundo sin ti, 
    el mundo sin este doble de mí; 
    tu mundo de astucias, odios y duda, 
    de frías sospechas sin lugar, 
    donde tú, yo y la Libertad 
    disfrutan una soberanía muda. 

    Lo que importa es que todo alrededor, 
    peligro, angustia y oscuridad, 
    no rompen las cadenas de nuestra soledad 
    donde habita el cielo en su esplendor, 
    alimentado por diez mil rayos eternos 
    de soles que no han conocido el invierno. 

    La Razón sin dudas habrá de objetar 
    por la triste realidad de la naturaleza, 
    explicando que el sufrimiento del corazón es vano, 
    y que sus preciados sueños deben perecer; 
    la Verdad con rudeza busca asolar 
    las flores de la fantasía que tímidas asoman. 

    Pero tú siempre serás el que trae 
    las cerradas visiones que retornan, 
    el aliento de nuevas glorias caídas en primavera, 
    llamando a la vida de la muerte, 
    susurrando con la divina voz 
    de un mundo real y brillante como tú. 

    No confío en la dicha de tu fantasma, 
    pero en las horas quietas de la noche, 
    con un incesante agradecimiento 
    te doy la bienvenida, bendito aliento, 
    fiel asistente de los humanos deseos, 
    la más brillante esperanza 
    allí donde la esperanza muere. 

    Emily Jane Brontë nació en 1818. Hija de un clérigo, se educó junto a sus cuatro hermanas y su hermano Branwell en una rectoría aislada en los páramos de Yorkshire. De fuerte temperamento y caracter huraño, todos sus intentos por integrarse en el mundo se saldaron con un apresurado regreso al hogar donde permanecería hasta su muerte en 1848, a los treinta años. Publicó en vida sólo unos cuantos poemas y la novela Cumbres borrascosas en 1847.