Sur les maisons des morts mon ombre passe
Paul Valery
Subimos la ladera
ungidos por la calma del verano
de aquella tarde. Era
nuestra emoción paloma que en la mano
su corazón golpea
clamando libertad. Como una tea
Te vas y yo me quedo para siempre conmigo.
Una quietud de árbol nace por mi cintura.
Te vas como una sombra, reptando la llanura,
herida por las uñas larguísimas del trigo.
Amiga mía fuiste cuando yo fui tu amigo,
guardamos equilibrio de pasión y ternura;
pero el amor se añeja cuando el amor perdura:
ni me arrastra tu marcha ni a quererme te obligo
Te vas y yo me quedo como siempre, contento.
La brisa da en mis ojos caricias y arañazos
y poco a poco surge la redondez del llanto.
Te vas y no me importa. Sí me importa. Lo siento.
Se ha quedado vacío el hueco de mis brazos
y un ruiseñor de piedra ha crecido en mi canto.
Sur les maisons des morts mon ombre passe
Paul Valery
Subimos la ladera
ungidos por la calma del verano
de aquella tarde. Era
nuestra emoción paloma que en la mano
su corazón golpea
clamando libertad. Como una tea
Te vas y yo me quedo para siempre conmigo.
Una quietud de árbol nace por mi cintura.
Te vas como una sombra, reptando la llanura,
herida por las uñas larguísimas del trigo.
Me duele el corazón, rejas de acero.
y a lo lejos el mar y los marinos.
Los montes juegan a la rueda. Quiero
la libertad del mar y los caminos.