Sur les maisons des morts mon ombre passe Paul Valery
Subimos la ladera ungidos por la calma del verano de aquella tarde. Era nuestra emoción paloma que en la mano su corazón golpea clamando libertad. Como una tea
Te vas y yo me quedo para siempre conmigo. Una quietud de árbol nace por mi cintura. Te vas como una sombra, reptando la llanura, herida por las uñas larguísimas del trigo.