Paz no encuentro ni puedo hacer la guerra, y ardo y soy hielo; y temo y todo aplazo; y vuelo sobre el cielo y yazgo en tierra; y nada aprieto y todo el mundo abrazo.
Quien me tiene en prisión, ni abre ni cierra, ni me retiene ni me suelta el lazo; y no me mata Amor ni me deshierra, ni me quiere ni quita mi embarazo.
Veo sin ojos y sin lengua grito; y pido ayuda y parecer anhelo; a otros amo y por mí me siento odiado.
Llorando grito y el dolor transito; muerte y vida me dan igual desvelo; por vos estoy, Señora, en este estado.
Paz no encuentro ni puedo hacer la guerra, y ardo y soy hielo; y temo y todo aplazo; y vuelo sobre el cielo y yazgo en tierra; y nada aprieto y todo el mundo abrazo.
No tengo paz ni puedo hacer la guerra; temo y espero, y del ardor al hielo paso, y vuelo para el cielo, bajo a la tierra, nada aprieto, y a todo el mundo abrazo.
Fresca agua, dulce y clara, donde sus miembros puso quien sólo yo cubriera de guirnalda, gentil rama en que hallara (aún suspiro incluso) columna en que apoyar su bella espalda; hierba y flor que la falda hermosa recubriera
Ahora que cielo y tierra y viento calla y en sueño fiera o ave alguna suena, la noche que su carro salga ordena, y en su lecho sin onda el mar se halla,
¡Ay, bello gesto, ay, plácida mirada, ay, siempre grave andar bello y ligero! ¡Ay, voz que hacía genio áspero y fiero humilde, y gente vil aun respetada!