No es para tanto
aceptar la muerte.
Para tanto es morirse
tan joven,
morirse antes de tiempo.
Lo peor es morir
antes de saber
que no se sobrevive
sin dinero. No aquí.
Llueve a cántaros.
La piel es como un cristal.
Vida en cascada.
Paisaje y compañía
dispersos en la memoria.
El rastro de las caricias sobre
el vaho de lo inconfesable.
La tormenta está formada por minúsculas tormentas.
A veces juego a las montañas, ella
duda del desierto atravesando mi garganta.
Llueve a cántaros. La fuente se aleja.
El deseo es una declaración.
Amor-confesión.
Declaré abrazado a su cuerpo
territorios de mi alma.
El puente capital del deseo.
Confesé abrazado a su cuerpo
los conatos de la ausencia,
el papel negro y bailar sin amor.
Un problema está hecho de problemas.
Hoy sin embargo llueve.
Suena el tocadiscos, parece un microondas.
Lo mejor de sus regalos
era conservarlos en la piel.
Promesas como nubes abstractas
bajo la lluvia.