Búscame ahora que tenemos en común esta dulce sensación calórica del sol en la piel los días de invierno.
Ahora que nuestras palabras no son tan ajenas, ni tan nuestras siquiera.
Por fin podemos hablar sin miedo de la fórmula del tiempo, de la atmósfera del hidrógeno, de la medida precisa del universo, de la química del odio o del beso, del Gran Hermano dos punto cero, de la economía de las manos o del sexo, de la justicia de los actos y del verbo, de dónde puso a cada uno el tiempo.
Encuéntrame ahora, mientras estoy vivo. Ahora que aún soy adentros por entender este cuerpo.
Hay quienes cobran la baja mientras trabajan, y quienes trabajan pero nunca cobrarán paro. Hay quienes se dan de alta y no trabajan y quienes son pobres y/o trabajan y/o como esclavos y/o sin contrato.
El interés de la deuda soberana no cabe en un poema. La poesía es infantil frente a dos puntos de la prima de riesgo, el descenso de la demanda agregada o la eficiencia de nuevos mecanismos de esperanza.