Desde que no está he desarrollado
la facilidad espontánea para llorar.
La memoria tiene la cola muy larga,
ahora la vida es más y más estrecha.
De repente, me nublo por dentro
para no encharcarme de culpa.
Agacho la vista hacia los azulejos
que pisaban también su sombra.
Me invado de dentro hacia afuera
con sus pasos firmes en mis huellas.
Faltan todavía un par de infinitos
para entenderme y cumplir ante sus ojos.
Me dijo más de una vez que me quería,
con sinceridad dulce, cálida y traviesa.
Aún quedan días en los que avanzo
contando los momentos de mi deuda.
De repente, me lluevo por dentro
en silencio para hacer justa su lucha.
Desde que no está, pasan lejos las horas
y yo solo deseo. La quiero querer más
y que me oiga.
Era mucho más fácil
Lo más fácil era soltarlo todo
y echar a volar,
sin avisos, sin maletas, sin sombrero,
sin alas, sin hambre de carnicero.
Era marcharse a cualquier otro lugar
inevitablemente dentro de este sitio.
El sol de la timidez
me lame la nuca,
eriza las ideas
en atascado fluir del verbo,
lengua sin idioma,
paladar sin verso.
¿A qué sabe un poema?
¿De qué color son los sueños?
Blanco, amarillo, violeta
amargo, si no es compartido.
Cuando se agota la paciencia,
siempre cae de ningún lado esta guerra.
Yo también quiero un jardín jugando
a las muñecas, una casa de madera limpia,
de aire fresco y ventanas de seda.
Escondite es búsqueda.
Búsqueda de la inadvertencia
ante semejante lluvia.
Caen planetas como ídolos
sobre charcos ocultando grúas.
El compromiso es para los suicidas.
Las grandes creaciones cuestan la vida
porque valen la existencia y la intriga.
¿Está usted loco?
Loco está usted, loco,
usted está usted,
y yo no le digo nada.
Quien diga lo contrario loco
miente usted, está usted,
usted está y yo soy el loco.
Para estar hay que creer.
¿Loco? Espere usted.
Dame un minuto por favor.
Me gustaría hablar
en este aciago día
sobre la...
sobre la paz en el mundo:
Aprovecho esta...
a ver si me dejan.
Transcurrir en banquete o hambruna,
vida
requerida, dulce, insatisfactoria,
limitada a intermitencias
como lo está una cucharilla:
liviana, ligera
sólo contiene lo que no rebosa,
agujero en potencia.
No puedo quitarme,
no puedo sacar de mi cabeza
la memoria flácida y marmórea carne
más allá de esta frontera epidérmica
que una viva imagen de muerte ignora.