El ángel ya no me mira a los ojos a la cara. El ángel utiliza cola blanca para sus plumas gallináceas para vuelo.
Ya no vuela, ha nacido el angelical artificio semitransparente semipiel semimanos, sé-mis-alas ya no me mira, me despelleja con su ojo de cristal su diana de contrato.
En la última página de los libros sagrados no están las soluciones.
Para volar, el ángel innecesario necesita licencia y espacio aéreo.
Desde que no está he desarrollado la facilidad espontánea para llorar. La memoria tiene la cola muy larga, ahora la vida es más y más estrecha. De repente, me nublo por dentro para no encharcarme de culpa. Agacho la vista hacia los azulejos