Como si el amor,
como si la vida,
reducidos a este
casi todo, casi juntos,
casi siempre.
Ella, aquella lejana
forma de expresión,
balanza en equilibrio
de días fugaces,
de atmósferas infinitas.
No puedo quitarme,
no puedo sacar de mi cabeza
la memoria flácida y marmórea carne
más allá de esta frontera epidérmica
que una viva imagen de muerte ignora.
No puedo olvidar
ni la imagen ni tragarme
la vergüenza ajena que me señala:
culpable, pudiste y no hacer nada
es el poso de esta desdicha.
No puedo amar enteramente o
dormir enteras las noches;
no puedo ignorar las vallas al horizonte,
no puedo perdonar
eso que somos todos y no se aguanta.