Es preferible ser hermano del hambre a sobrino de la opulencia.
En estos tiempos de venta de nuevos conceptos a través de la ignorancia misma
es fácil estar del lado de lo innecesario.
Es preferible, entonces, no pensar como una lata de conservas abrefácil el cerebro,
estar a cualquier otro lado del suicidio acordado,
deslegitimar lo sospechosamente acertado, ser culpable por descaro a cómplice silenciado.
En estos tiempos que corren lo mejor es caminar despacio, leer las instrucciones en desuso, masticar diez segundos lo justo, tirar de la cadena, por si acaso.
Una vez quise ser bibliotecario para matar moscas en el trabajo, regañar a algún huérfano de libro, traslucir sinopsis de una máscara, adivinar la signatura pendiente.
Era mucho más fácil Lo más fácil era soltarlo todo y echar a volar, sin avisos, sin maletas, sin sombrero, sin alas, sin hambre de carnicero. Era marcharse a cualquier otro lugar inevitablemente dentro de este sitio.
¿Está usted loco? Loco está usted, loco, usted está usted, y yo no le digo nada. Quien diga lo contrario loco miente usted, está usted, usted está y yo soy el loco. Para estar hay que creer. ¿Loco? Espere usted.