El sol de la timidez
me lame la nuca,
eriza las ideas
en atascado fluir del verbo,
lengua sin idioma,
paladar sin verso.
¿A qué sabe un poema?
¿De qué color son los sueños?
Blanco, amarillo, violeta
amargo, si no es compartido.
Es preferible
ser hermano del hambre
a sobrino de la opulencia.
En estos tiempos
de venta de nuevos conceptos
a través de la ignorancia misma
es fácil estar del lado
de lo innecesario.
Es preferible, entonces,
no pensar como una lata de conservas
abrefácil el cerebro,
estar a cualquier otro lado
del suicidio acordado,
deslegitimar
lo sospechosamente acertado,
ser culpable
por descaro
a cómplice
silenciado.
En estos tiempos que corren
lo mejor es caminar despacio,
leer las instrucciones en desuso,
masticar diez segundos lo justo,
tirar de la cadena, por si acaso.