Ramas esculpidas bajo mármol,
lluvia entre cascadas de sables,
sombras hundidas en el barro.
Desde entonces soy rayo latente.
Antes encina, nogal, a veces sauce.
Ahora me quedo fuego, impotente.
Es preferible
ser hermano del hambre
a sobrino de la opulencia.
En estos tiempos
de venta de nuevos conceptos
a través de la ignorancia misma
es fácil estar del lado
de lo innecesario.
Es preferible, entonces,
no pensar como una lata de conservas
abrefácil el cerebro,
estar a cualquier otro lado
del suicidio acordado,
deslegitimar
lo sospechosamente acertado,
ser culpable
por descaro
a cómplice
silenciado.
En estos tiempos que corren
lo mejor es caminar despacio,
leer las instrucciones en desuso,
masticar diez segundos lo justo,
tirar de la cadena, por si acaso.