Es preferible ser hermano del hambre a sobrino de la opulencia.
En estos tiempos de venta de nuevos conceptos a través de la ignorancia misma
es fácil estar del lado de lo innecesario.
Es preferible, entonces, no pensar como una lata de conservas abrefácil el cerebro,
estar a cualquier otro lado del suicidio acordado,
deslegitimar lo sospechosamente acertado, ser culpable por descaro a cómplice silenciado.
En estos tiempos que corren lo mejor es caminar despacio, leer las instrucciones en desuso, masticar diez segundos lo justo, tirar de la cadena, por si acaso.
Desde que no está he desarrollado la facilidad espontánea para llorar. La memoria tiene la cola muy larga, ahora la vida es más y más estrecha. De repente, me nublo por dentro para no encharcarme de culpa. Agacho la vista hacia los azulejos
Al acertar es imposible escoger lo heredado, señalar el amor que nos viene encontrado. Cuántos dedos son, sin haberlos tocado, meses que el mar deshizo en naufragios.