Una vez quise ser bibliotecario para matar moscas en el trabajo, regañar a algún huérfano de libro, traslucir sinopsis de una máscara, adivinar la signatura pendiente.
Era mucho más fácil Lo más fácil era soltarlo todo y echar a volar, sin avisos, sin maletas, sin sombrero, sin alas, sin hambre de carnicero. Era marcharse a cualquier otro lugar inevitablemente dentro de este sitio.