Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca
hay que medir, pesar, equilibrar…
…y poner todo en marcha.
Como si todo estuviera de nuevo comenzando
puesto que el dios sólo existe en tanto que instantáneo,
fulgurante, terrible y ¡ah!, por eso no se dice
ni puede repetirse
-¡tanto si bien se mira se parece a la muerte!-,
como si lo eterno fuera justamente lo más tonto,
como si fuera posible no pensar, veo lo bello.