Como si todo estuviera de nuevo comenzando
puesto que el dios sólo existe en tanto que instantáneo,
fulgurante, terrible y ¡ah!, por eso no se dice
ni puede repetirse
-¡tanto si bien se mira se parece a la muerte!-,
como si lo eterno fuera justamente lo más tonto,
como si fuera posible no pensar, veo lo bello.