Ausencia, de Gabriela Mistral | Poema

    Poema en español
    Ausencia

    Se va de ti mi cuerpo gota a gota. 
    Se va mi cara en un óleo sordo; 
    se van mis manos en azogue suelto; 
    se van mis pies en dos tiempos de polvo. 

    ¡Se te va todo, se nos va todo! 

    Se va mi voz, que te hacía campana 
    cerrada a cuanto no somos nosotros. 
    Se van mis gestos, que se devanaban, 
    en lanzaderas, delante tus ojos. 
    Y se te va la mirada que entrega, 
    cuando te mira, el enebro y el olmo. 

    Me voy de ti con tus mismos alientos: 
    como humedad de tu cuerpo evaporo. 
    Me voy de ti con vigilia y con sueño, 
    y en tu recuerdo más fiel ya me borro. 
    Y en tu memoria me vuelvo como esos 
    que no nacieron ni en llanos ni en sotos. 

    Sangre sería y me fuese en las palmas 
    de tu labor y en tu boca de mosto. 
    Tu entraña fuese y sería quemada 
    en marchas tuyas que nunca más oigo, 
    ¡y en tu pasión que retumba en la noche, 
    como demencia de mares solos! 

    ¡Se nos va todo, se nos va todo! 

    Gabriela Mistral nació en Vicuña, Chile, en 1889, y murió en Nueva York en 1957. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1945 y el Premio Nacional de Literatura en 1951. Publicó los poemarios Desolación (1922), Ternura (1924), Tala (1938) y Lagar (1954). Póstumamente aparecieron Poema de Chile (1967) y Almácigo (2016), entre otros. Fue también una ensayista y cronista cuya importancia es reivindicada cada vez más. En esa línea, Lumen ha publicado Niña errante (2010), su correspondencia con Doris Dana, y Caminando se siembra. Prosas inéditas (2013).

    • Que mi dedito lo cogió una almeja, 
      y que la almeja se cayó en la arena, 
      y que la arena se la tragó el mar. 
      Y que del mar la pescó un ballenero 
      y el ballenero llegó a Gibraltar; 
      y que en Gibraltar cantan pescadores: 
      -«Novedad de tierra sacamos del mar, 

    • Hay países que yo recuerdo 
      como recuerdo mis infancias. 
      Son países de mar o río, 
      de pastales, de vegas y aguas. 
      Aldea mía sobre el Ródano, 
      rendida en río y en cigarras; 
      Antilla en palmas verdi-negras 
      que a medio mar está y me llama; 

    • Doña Primavera 
      viste que es primor, 
      viste en limonero 
      y en naranjo en flor. 

      Lleva por sandalias 
      unas anchas hojas, 
      y por caravanas 
      unas fucsias rojas. 

      Salid a encontrarla 
      por esos caminos. 
      ¡Va loca de soles 
      y loca de trinos!