Mejor busque entre los pobres, de Gabriela Mistral | Poema

    Poema en español
    Mejor busque entre los pobres

    ¿De qué quiere, usted, la imagen? 
    Preguntó el imaginero. 
    Tenemos santos de pino, 
    hay imágenes de yeso, 
    mire este Cristo yacente, 
    madera de puro cedro, 
    depende de quien la encarga, 
    una familia o un templo, 
    o si el único objetivo 
    es ponerla en un museo. 

    Déjeme pues que le explique, 
    lo que de verdad deseo. 

    Yo necesito una imagen 
    de Jesús, el Galileo, 
    que refleje su fracaso 
    intentando un mundo nuevo, 
    que conmueva las conciencias 
    y cambie los pensamientos, 
    yo no la quiero encerrada 
    en iglesias y conventos. 

    Ni en casa de una familia 
    para presidir sus rezos, 
    no es para llevarla en andas 
    cargada por costaleros, 
    yo quiero una imagen viva 
    de un Jesús Hombre sufriendo, 
    que ilumine a quien la mire 
    el corazón y el cerebro. 

    Que den ganas de bajarlo 
    de su cruz y del tormento, 
    y quien contemple esa imagen 
    no quede mirando un muerto, 
    ni que con ojos de artista 
    sólo contemple un objeto, 
    ante el que exclame admirado 
    ¡qué torturado más bello!. 

    Perdóneme, si le digo, 
    responde el imaginero 
    que aquí no hallará, seguro, 
    la imagen del Nazareno. 

    Vaya a buscarla en las calles 
    entre las gentes sin techo 
    en hospicios y hospitales 
    donde haya gente muriendo, 
    en los centros de acogida 
    en que abandonan a viejos, 
    en el pueblo marginado 
    entre los niños hambrientos, 
    en mujeres maltratadas, 
    en personas sin empleo. 

    Pero la imagen de Cristo 
    no la busque en los museos, 
    no la busque en las estatuas, 
    en los altares y templos. 

    Ni siga en las procesiones 
    los pasos del Nazareno, 
    no la busque de madera, 
    de bronce, de piedra o yeso, 
    ¡mejor busque entre los pobres 
    su imagen de carne y hueso!

    Gabriela Mistral nació en Vicuña, Chile, en 1889, y murió en Nueva York en 1957. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1945 y el Premio Nacional de Literatura en 1951. Publicó los poemarios Desolación (1922), Ternura (1924), Tala (1938) y Lagar (1954). Póstumamente aparecieron Poema de Chile (1967) y Almácigo (2016), entre otros. Fue también una ensayista y cronista cuya importancia es reivindicada cada vez más. En esa línea, Lumen ha publicado Niña errante (2010), su correspondencia con Doris Dana, y Caminando se siembra. Prosas inéditas (2013).