De noche lentamente
andan por el campo las parejas,
las mujeres sueltan su pelo,
cuenta su dinero el comerciante,
los ciudadanos leen con temor las novedades
en el diario de la tarde,
niños con los pequeños puños cerrados
honda y suficientemente duermen.
Cada uno hace lo único verdadero,
sigue una misión sublime,
lactante, ciudadano, parejas:
¿y yo, en cambio, yo no?
¡Sí! También mis nocturnos actos
cuyo esclavo soy,
no pueden escapar al espíritu del mundo,
ellos también tienen sentido.
Y voy así, de un lado para otro,
bailo íntimamente,
susurro tontas canciones callejeras,
a Dios alabo y a mí mismo,
bebo vino y fantaseo,
como si fuera un bajá,
siento en los riñones unas molestias,
sonrío, bebo más,
a mi corazón digo sí
(mañana es imposible),
tramo a partir de pasados dolores
un poema, como jugando,
veo rodar la luna y las estrellas,
intuyo su sentido,
siento como si viajara con ellas
no importa a dónde.