Vienen días más duros. El tiempo postergado hasta nuevo aviso asoma por el horizonte. Pronto tendrás que atarte los zapatos y correr los perros de vuelta a las granjas marismeñas. Pues las vísceras de los peces se han enfriado al viento. Arde pobre la luz de los altramuces. Tu mirada rastrea la niebla: el tiempo postergado hasta nuevo aviso asoma por el horizonte.
Allí se te hunde la amada en la arena, sube por su cabello ondeante, le quita la palabra, le ordena callarse, le parece mortal y dispuesta a la despedida tras cada abrazo.
No mires hacia atrás. Átate los zapatos. Corre los perros de vuelta. Tira los peces al mar. ¡Apaga los altramuces!
Vienen días más duros. El tiempo postergado hasta nuevo aviso asoma por el horizonte. Pronto tendrás que atarte los zapatos y correr los perros de vuelta a las granjas marismeñas. Pues las vísceras de los peces se han enfriado al viento.
Tu sombrero se levanta despacio, saluda, y vuela al viento, tu cabeza desnuda enamora a las nubes, tu corazón tiene que hacer en otra parte, tu boca asimila lenguas nuevas, la hierba tembladera menudea por aquí,
Osa Mayor, baja, hirsuta noche, animal de piel de nubes con ojos viejos, ojos de estrellas, por la espesura irrumpen relucientes tus patas con las garras, garras de estrellas, mantenemos despiertos los rebaños, pero encantados por ti, desconfiamos