¿Quién me sigue por la calle? -¿Quién en la esquina en acecho?
-Nadie te vio entrar. Respira. La vida nace en tus besos. Están las puertas cerradas y el corredor en secreto.
-¿Quién pasa tras la cancela? -¿Quién habla cerca, aquí dentro?
-No pasa nadie. Los muros no devuelven ningún eco. Tus labios, llenos de espanto, duelen de frío y de fuego.
(En la oscuridad, las sombras juegan su baile de espectros. En el aire de la cita brinca la cebra del miedo. Crujen auras navegantes sobre el cauce del silencio. Y el mundo rueda al abismo ante un reloj descompuesto.)
¡Ay amor si tú volvieras, amor de amor y de miedo!
Algún día por esta calle de Santa Clara, en la paz de un atardecer de oro, pasará un hombre perdido hacia un afán inconcreto. Habrá esta luz trasparente, celeste, pura, sin fin.