Creo que la poesía es algo íntimo, algo tan esencial, que no puede ser definido sin diluirse, sería como tratar de definir el color amarillo, el amor o la caída de las hojas en el otoño. Yo no sé cómo podemos definir las cosas esenciales. Se me ocurre que la única definición posible sería la de Platón, precisamente porque no es una definición, sino porque es un hecho poético. Cuando Platón se refiere a la poesía dice: 'Esa cosa liviana, alada y sagrada'. Eso, creo, puede definir en cierta forma a la poesía, ya que no la define de un modo rígido, sino que ofrece a la imaginación esa imagen de un ángel o de un pájaro.
Si sentimos placer, si sentimos emoción al leer un texto, ese texto es poético. Si no lo sentimos, es inútil que nos hagan notar que las rimas son nuevas, que las metáforas han sido inventadas por el autor o que responden a una corriente tal. Nada de eso sirve. Primero debemos sentir la emoción después tratarnos de explicar o comprender ese texto. Si leemos un poema como un juego verbal, la poesía fracasa; lo mismo ocurre si pensamos que la poesía es solo un juego de palabras. Yo diría más bien que la poesía es algo cuyo instrumento son las palabras, pero que las palabras no son la materia de la poesía. La materia de la poesía -si es lícito que usemos esa metáfora- vendría a ser la emoción.”
Yo creo que la poesía no es un poema. Porque qué es un poema: es tal vez sólo una serie de símbolos. La poesía es el hecho estético que se produjo en el ser de la naturaleza y que se revela cuando el poeta lo escribió, cuando el lector lo lee, y siempre se produce de un modo ligeramente distinto.