Los espejos, de Jorge Luis Borges | Poema

    Poema en español
    Los espejos

    Los espejos 
    Yo que sentí el horror de los espejos 
    no sólo ante el cristal impenetrable 
    donde acaba y empieza, inhabitable, 
    un imposible espacio de reflejos 

    sino ante el agua especular que imita 
    el otro azul en su profundo cielo 
    que a veces raya el ilusorio vuelo 
    del ave inversa o que un temblor agita 

    Y ante la superficie silenciosa 
    del ébano sutil cuya tersura 
    repite como un sueño la blancura 
    de un vago mármol o una vaga rosa, 

    Hoy, al cabo de tantos y perplejos 
    años de errar bajo la varia luna, 
    me pregunto qué azar de la fortuna 
    hizo que yo temiera los espejos. 

    Espejos de metal, enmascarado 
    espejo de caoba que en la bruma 
    de su rojo crepúsculo disfuma 
    ese rostro que mira y es mirado, 

    Infinitos los veo, elementales 
    ejecutores de un antiguo pacto, 
    multiplicar el mundo como el acto 
    generativo, insomnes y fatales. 

    Prolonga este vano mundo incierto 
    en su vertiginosa telaraña; 
    a veces en la tarde los empaña 
    el Hálito de un hombre que no ha muerto. 

    Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro 
    paredes de la alcoba hay un espejo, 
    ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo 
    que arma en el alba un sigiloso teatro. 

    Todo acontece y nada se recuerda 
    en esos gabinetes cristalinos 
    donde, como fantásticos rabinos, 
    leemos los libros de derecha a izquierda. 

    Claudio, rey de una tarde, rey soñado, 
    no sintió que era un sueño hasta aquel día 
    en que un actor mimó su felonía 
    con arte silencioso, en un tablado. 

    Que haya sueños es raro, que haya espejos, 
    que el usual y gastado repertorio 
    de cada día incluya el ilusorio 
    orbe profundo que urden los reflejos. 

    Dios (he dado en pensar) pone un empeño 
    en toda esa inasible arquitectura 
    que edifica la luz con la tersura 
    del cristal y la sombra con el sueño. 

    Dios ha creado las noches que se arman 
    de sueños y las formas del espejo 
    para que el hombre sienta que es reflejo 
    y vanidad. Por eso no alarman.

    Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899. Entre 1914 y 1921 vivió con su familia en Europa. A su regreso fundó las revistas Prisma y Proa, y publicó Fervor de Buenos Aires (1923) e Historia universal de la infamia (1935). Autor de poesía, cuento, ensayo y trabajos en colaboración, en las décadas siguientes su obra creció, fue traducida a más de veinticinco idiomas y alcanzó reconocimiento mundial. Fue presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, director de la Biblioteca Nacional, miembro de la Academia Argentina de Letras y profesor de la Universidad de Buenos Aires. Recibió importantes distinciones de gobiernos extranjeros, y el título de doctor honoris causa de las universidades de Columbia, Yale, Oxford, Michigan, Santiago de Chile, La Sorbona y Harvard. Obtuvo, entre otros galardones, el Premio Nacional de Literatura (Argentina, 1956) y el Cervantes (España, 1979). Considerado uno de los más importantes escritores en lengua hispana de la historia de la literatura, murió en Ginebra el 14 de junio de 1986.