Contemplar las palabras sobre el papel escritas, medirlas, sopesar su cuerpo en el conjunto del poema, y después, igual que un artesano, separarse a mirar cómo la luz emerge de la sutil textura.
Así es el viejo oficio del poeta, que comienza en la idea, en el soplo sobre el polvo infinito de la memoria, sobre la experiencia vivida, la historia, los deseos, las pasiones del hombre.
La materia del canto nos lo ha ofrecido el pueblo con su voz. Devolvamos las palabras reunidas a su auténtico dueño.
(En Collioure, el XX aniversario de la muerte de Machado.)
Aquí, junto a la línea divisoria, este día veintidós de febrero, yo no he venido para llorar sobre tu muerte, sino que alzo mi vaso y brindo por tu claro
Contemplar las palabras sobre el papel escritas, medirlas, sopesar su cuerpo en el conjunto del poema, y después, igual que un artesano, separarse a mirar cómo la luz emerge de la sutil textura.
En los Paseos junto al mar en las sillas de mimbre de los bares reclinadas en suaves chaises-longues de terciopelo fumando cigarrillos atrevidos y exóticos vestidas de colores muy decentes o en lugares cerrados y más íntimos mirándose al espejo
Quiero ser informado de todo lo que ocurre al más alto nivel Quiero ver a la gente uno por uno Quiero que me amnistíen por todo lo que pienso hacer de ahora en adelante Quiero entrar en los cines sin pagar