En mi aposento, asaltado a veces por el hosco lebrel de la esperanza, palpando entre mis manos su vaho turbador, juzgo ahora mi propia aspiración a la alegría.
¿Podrá existir (digo en la noche) una palabra, la única sobreviviente, donde pueda almacenar mis sueños, defenderlos de toda vanidad, irlos purificando en mi interior tiranía callada, reagruparlos en una misma fuente igualatoria?
Pero estoy solo frente al llamamiento del mundo: amo su fundación, vigilo sus mudanzas, trabajo cada día en las contestaciones -de mi propia experiencia, junto mi vida en un papel. Y las palabras, al borde de ser dichas, próximas ya a mi sueño, pretenden suplantarme: soy el azar que se traduce en vano. (Nadie puede ser el espejo de sí mismo). Feliz aquél que nunca puso nombre a su vida.
La veis un día domingo. Lleva un cuerpo cansado, lleva un traje cansado (no la podéis mirar), un traje donde cuelgan trabajos, tristes hilos, pespuntes de dolor, esperanzas sangrantes hechas verdad a fuerza de ir remendando sueños,
... Entra la noche como un trueno por los rompientes de la vida, recorre salas de hospitales, habitaciones de prostíbulos, templos, alcobas, celdas, chozas, y en los rincones de la boca entra también la noche.
Ningún vestigio tan inconsolable como el que deja un cuerpo entre las sábanas y más cuando la lasitud de la memoria ocupa un espacio mayor del que razonablemente le corresponde.
Solícito el silencio se desliza por la mesa nocturna, rebasa el irrisorio contenido del vaso. No beberé ya más hasta tan tarde. Otra vez soy el tiempo que me queda. Detrás de la penumbra yace un cuerpo desnudo y hay un chorro de música insidiosa
Vuelvo a la habitación donde estoy solo cada noche, almacén de los días caídos ya en su espejo naufragable. Allí, entre testimonios maniatados, yace inmóvil mi vida: sus papeles de tornadizo sueño. La madera, el temblor de la lámpara, el cristal
Cuando busco al que fui, qué hacinamiento de vacilaciones, atisbos, pistas falsas, presagios, averías de la memoria, ardides neutralizados por la incertidumbre.