«las pasiones, por contener el máximo de vida son las cosas más santas» Yeats
He detenido el vuelo de las aves, el canto de los pájaros para cantar la gloria de Dios en tu cintura, tu torso receptivo de claridad a oscuras, boxeador diminuto entre mis brazos. Por ti me convierto en amor varias veces al día. Amo tu cuerpo simple y masculino. Vámonos al combate de los muchos asaltos. He leído el tratado geométrico de Euclides antes de acariciarte. Sólo quiero que estemos las próximas diez horas perfectamente interconectados. De madrugada llego a tu garganta. El lugar de tu lengua, yo lo tomo. y aunque ahora podría erigirme en un nuevo portavoz de la joven poesía en llamas, prefiero ser el hombre que es capaz del silencio, y así, con los residuos más pobres del lenguaje celebro la presencia de tu cuerpo en mi vida.
Aunque nada sostiene la esperanza que canto yo sumo aquí las sílabas del amor que te tengo casi a tientas y pido que su fuego y su música prendan el ruiseñor prisionero en tu torso.