Sobre pupila azul, con sueño leve, tu párpado cayendo amortecido, se parece a la pura y blanca nieve que sobre las violetas reposó: yo el sueño del placer nunca he dormido: sé más feliz que yo.
Se asemeja tu voz en la plegaria al canto del zorzal de indiano suelo que sobre la pagoda solitaria los himnos de la tarde suspiró: yo sólo esta oración dirijo al cielo: sé más feliz que yo.
Es tu aliento la esencia más fragante de los lirios del arno caudaloso que brotan sobre un junco vacilante cuando el céfiro blando los meció: yo no gozo su aroma delicioso: sé más feliz que yo.
El amor, que es espíritu de fuego, que de callada noche se aconseja y se nutre don lágrimas y ruego, en tus purpúreos labios se escondió: él te guarde el placer y a mí la queja: sé más feliz que yo.
Bella es tu juventud en sus albores como un campo de rosas del oriente; al ángel del recuerdo pedí flores para adornar tu sien, y me las dio; yo decía al ponerlas en tu frente: sé más feliz que yo.
Tu mirada vivaz es de paloma; como la adormidera del desierto causas dulce embriaguez, hurí de aroma que el cielo de topacio abandonó: mi suerte es dura, mi destino incierto: sé más feliz que yo.
Sobre pupila azul, con sueño leve, tu párpado cayendo amortecido, se parece a la pura y blanca nieve que sobre las violetas reposó: yo el sueño del placer nunca he dormido: sé más feliz que yo.
Sobre pupila azul, con sueño leve, tu párpado cayendo amortecido se parece a la pura y blanca nieve que sobre las violetas reposó: yo el sueño del placer nunca he dormido: se más feliz que yo.