Este era un rey, de Juan de Dios Peza | Poema

    Poema en español
    Este era un rey

    ... Ven mi Juan, y toma asiento 
    En la mejor de tus sillas; 
    Siéntate aquí, en mis rodillas, 
    Y presta atención a un cuento. 

    Así estás bien, eso es, 
    Muy cómodo, muy ufano, 
    Pero ten quieta esa mano; 
    Vamos, sosiega esos pies. 

    Este era un rey... me maltrata 
    El bigote ese cariño, 
    Este era un rey... vamos niño, 
    Que me rompes la corbata. 

    Si vieras con qué placer 
    Ese rey... ¡Jesús! ¡qué has hecho! 
    ¿Lo ves? en medio del pecho 
    ¡Me has clavado un alfiler! 

    ¿Y mi dolor te da risa? 
    Escucha y tenme respeto: 
    Éste era un rey... deja quieto 
    El cuello de mi camisa. 

    Oír atento es la ley 
    Que a cumplir aquí te obligo... 
    Deja mi reloj... prosigo. 
    Atención: Este era un rey... 

    Me da tormentos crueles 
    Tu movilidad chicuelo, 
    ¿Ves? has regado en el suelo 
    Mi dinero y mis papeles. 

    Responde: ¿me has de escuchar? 
    Este era un rey... ¡qué locura! 
    Me tiene en grande tortura 
    Que te muevas sin parar. 

    Mas ¿ya estás quieto? Sí, sí 
    Al fin cesa mi tormento... 
    Este era un rey, oye el cuento 
    Inventado para ti. 

    Y agrega el niño, que es ducho 
    En tramar cuentos a fe: 
    «Este era un rey...» ya lo sé 
    Porque lo repites mucho. 

    Y me gusta el cuentecito 
    Y mira ya lo aprendí: 
    «Este era un rey», ¿no es así? 
    «¡Qué bonito! ¡Qué bonito!» 

    Y de besos me da un ciento, 
    Y pienso al ver sus cariños: 
    Los cuentos para los niños, 
    No requieren argumento. 

    Basta con entender 
    Su espíritu de tal modo 
    Que nos puedan hacer todo 
    Lo que nos quieran hacer. 

    Con lenguaje grato o rudo 
    Un niño, sin hacer caso, 
    Va dejando paso a paso 
    A su narrador desnudo. 

    Infeliz del que se escama 
    Con esas dulces locuras: 
    ¡Si estriba en sus travesuras 
    El argumento del drama! 

    ¡Oh Juan! me alegra y me agrada 
    Tu movilidad tan terca; 
    Te cuento por verte cerca 
    Y no por contarte nada. 

    Y bendigo mi fortuna, 
    Y oye el cuento y lo sabrás; 
    «Era un rey a quien jamás 
    Le sucedió cosa alguna».