Sin sobre, de Juan de Dios Peza | Poema

    Poema en español
    Sin sobre

    Abro tu carta y reconozco ufano 
    Tu letra fácil, tu dicción hermosa; 
    Tú la trazaste con tu propia mano 
    Pues el papel trasciende a tuberosa. 

    Al escribirla estabas intranquila 
    Y ya estoy sospechando tus desvelos 
    Los médicos me han dicho, que vacila 
    El pulso con la fiebre de los celos. 

    Veo tus líneas torcidas, descuidadas, 
    Y esto halaga mis propios pareceres 
    Porque sé que no estando enamoradas 
    Nunca escriben sin falsa las mujeres. 

    ¡Con el arrojo de tus veinte abriles, 
    Has escrito un aumento que me mata! 
    Siempre ha sido en las cartas femeniles 
    Importante o terrible la postdata. 

    No me vuelvas a ver. Ya no te quiero, 
    Esto me dices con desdén profundo: 
    Yo traduzco: ven pronto que me muerto, 
    De algo me sirve conocer el mundo. 

    Dices que consolando tu tristeza 
    Vas al campo a llorar penas de amores 
    Así podrá tener Naturaleza 
    Coronas de diamantes en las flores. 

    Pero no viertas llanto por tus penas 
    Que siempre se evaporan bajo el cielo; 
    Las lluvias del desierto en las arenas 
    Y el llanto, entre las blondas del pañuelo. 

    Las horas de silencio son tan largas, 
    Que comprendo la angustia con que gimes; 
    Las verdades del alma son amargas, 
    Y las mentiras del amor, sublimes. 

    Inquieres con tesón si a cada instante 
    Busco tu imagen o su culto pierdo, 
    ¿Dónde está, niña cándida, el amante 
    Que diga en estas cosas: no me acuerdo? 

    Quien convertir pretenda de improviso 
    El amor terrenal en culto eterno, 
    Necesita labrar un Paraíso 
    Sobre la obscura cima del infierno. 

    ¿Ves ese Sol que llena de alegría 
    El cielo, el mar, el bosque y las llanuras? 
    El trae a los mortales cada día 
    Nuevas dichas y nuevas amarguras. 

    Cada alma tiene libro que atesora 
    sus efectos en él, sin vano alarde; 
    ¡Cuánto nombre se agrega en cada aurora! 
    ¡Cuánto nombre se borra en cada tarde! 

    ¿Quién sabe por qué anhela lo que anhela? 
    ¿Quién será siempre el mismo, siendo humano? 
    Dicha, amor, esperanza, todo vuela 
    Sobre ese amargo y turbulento Océano. 

    Y así preguntas con afán sincero: 
    ¿Por qué me quieres?... voy a responderte: 
    Yo te quiero mujer porque te quiero; 
    No tengo otra razón para quererte. 

    ¿Tú te conformarás con tal respuesta, 
    Que de mi propio corazón recibo? 
    Tal vez la encuentre sin razón; pero ésta 
    Es la única razón por qué te escribo. 

    Que yo no vuelva a verte... me propones 
    Y aunque mi mente vacilante queda, 
    En vista de tu sexo y tus razones 
    Allá iré lo más pronto que pueda.