A l venir de Castrofuerte 4 Madrid á establecerte, me preguntas, caro Arturo, por su clima, y te aseguro que no se qué responderte; pues aunque nunca he salido de l a villa coronada, su clima no he comprendido y á deducir he venido qne esto ni es clima ni es nada. Quien al tiempo desafía, aquí se vuelve cobarde, pues se abrasa al medio día y coje una pulmonía en cuanto empieza la tarde. ¡Vive Dios que se lucieron los que este pueblo fundaron! ¡Cuánto dinero gastaron y qué clima le pusieron! ¡No sé dónde le buscaron! Con un clima que dá grima, tenemos la muerte encima los vecinos de Madrid, sin poder dar en el quid de agenciarnos otro clima. Nadie lo puede aguantar y á cualquiera vuelve loco, pues no puede uno llevar ni mucho abrigo, ni poco, ni un abrigo regular. Merced á este clima impío, tras un dia abrasador viene otro dia de frió, y al siguiente hace un calor de padre y muy señor mío. Con este variar sin fin, los termómetros están ya tan hartos de tragín, que me parece que van á promover un motín. El barómetro tambian sufre en Madrid sin casar un tan extraño vaivén, que en su aguja muchos vén la aguja de marear. Pues si sientes alegría viendo un dia bonancible, claro y seco, es muy posible que te halles al otro día con una humedad horrible. Ven, pues, á la capital y hallarás seguramente una vivienda decente, un tiempo muy desigual y un amigo consecuente. Mas aunque bien se te estima, la habitación no te amueblo si al venir no traes encima un par de arrobas de clima del que gastan en tu pueblo.
Florecilla silvestre en tu corola el color azulado de la amapola, esparciendo en el campo gratos olores, sobre el verde alimento de los pastores; tú que ocupas vivienda tan ventilada, sin que ningún casero te pida nada;
— Portera; toda vez que ya es el cuarto para mí, quiero que me diga usté qué vecinos hay aquí; porque no debo ignorar entre qué clase de gente vivo. — Pues voy á empezar por el más bajo. — Corriente. — Verá usted. Un tal García,
A l venir de Castrofuerte 4 Madrid á establecerte, me preguntas, caro Arturo, por su clima, y te aseguro que no se qué responderte; pues aunque nunca he salido de l a villa coronada, su clima no he comprendido y á deducir he venido